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Stephy Jaymell Beltre Guerrero |
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Stephy y su Abuelita |
El nacimiento del bebé se divide en dos partes, que pueden durar desde pocas horas hasta dos días.
La primera parte
Se llama trabajo de parto. Durante el mismo, los músculos del útero,
que ya han comenzado a colocar al niño en posición para su nacimiento,
enderezan su curvado cuerpo cada tanto. Le guste o no, fuerzas
superiores comienzan a desalojarlo.
Las primeras presiones sobre su cuerpo son suaves y sólo interrumpen su
sueño, pero cuando las contracciones son más intensas y son más
seguidas, lo mantienen despierto. La cavidad uterina se hace cada vez
más larga y estrecha, su posibilidad de movimientos es prácticamente
nula y las membranas que lo rodean se rompen y pierde el líquido que lo
bañaba.
Lentamente comienzan a franquear el cuello del útero, con tejido
muscular más rígido, y se enfrenta con los huesos de la pelvis materna,
zonas todas desconocidas hasta ese momento para él.
La segunda parte
El proceso de nacimiento o período expulsivo, dura desde diez a veinte
minutos hasta un par de horas. En esta etapa el bebé emerge
definitivamente del cuerpo de la madre. Cuando llega al final del canal
de parto, todas las presiones desaparecen y se encuentra libre, pero
ahora enfrenta nuevas experiencias.
Antes de nacer, el bebé ha estado en contacto exclusivamente con
líquido; todas sus vías respiratorias están llenas de líquido que deberá
expulsar para permitir la entrada de la primera bocanada de aire, algo
que le cuesta un buen esfuerzo realizar. Sus pulmones se expanden, su
corazón comienza a enviarle sangre y la placenta deja de funcionar. Los
vasos del pulmón se dilatan y bruscamente ingresa una gran cantidad de
sangre en ellos. La circulación dentro del corazón también se modifica
totalmente.